jueves, 17 de septiembre de 2009

Septiembre





Un poco tarde (pero bueno, es probable que si yo fuera partera llegara a los bautizos), mi quince de septiembre. Desde Chintolololandia: felices fiestas patrias (porque 199 años de recibir por culo son para celebrarse).

sábado, 12 de septiembre de 2009

¡Descubren cenote ceremonial en la Doctores!








Ya quisieran nuestras "autoridades". No, la única noticia es que están rebanando el mítico-mágico-monumental Chipote que Crece, llamado irrespetuosamente "chipote" por el diputado que convocó al inicio de obras y que supone que Yo pedí que le dieran en la madre a tan prestigiado vestigio de civilizaciones del pasado (que ocultaron en su interior un ovni). ¿Qué había bajo el chipote? Además de agua (parece que era un "chipote de agua"), pues no sé, porque no fui al banderazo del deschipotamiento. Tampoco había puesto nada en el blog, porque atravesé por un peligroso trance de cambio de casa/bomberazo editorial. Hoy ya tengo internet, pero estuve viviendo en la damnificación como por tres semanas: con la ropa en bolsas, los trastos en cajas, sin estufa, sin teléfono; además, corrigiendo harto para editorial que lleva sus libros a la SEP y transportando mis chivitas en diablo desde mi antigua casa, pues me mudé a dos cuadras de donde vivía, así que se me hizo fácil trasportar todo en el diablo... y casi me cuesta un ovario.
¡Qué capacidad de acumular pendejadas físicas que no llegan a bienes tiene el sapiens sapiens! Una vez una persona me dijo que entre las seres humanos existía la casta ¿o raza? de los Acumuladores de Triques; y que si uno tenía en vía materna o paterna a un Acumulador de Triques, uno ya tenía un sino claro. Cuando me dijo esto, hace como cinco años, terminé por convencerme de que era un imbécil. Ahora me acordé de su sabio descubrimiento, al darme cuenta de que pertenezco a la casta de Acumuladores de Triques, y que estoy doblemente predestinada, pues mis dos donadores de materia genética también son Acumuladores de Triques. De mi madre heredé la manía de llenar los anaqueles de la cocina con trastos contenedores, que, al menos yo, termino sin usar. Mientras guardaba y tiraba sufría con ello: "¿Será que me arrepentiré de tirar este frascote de cristal que no he usado en dos años (y al que le falta la tapa)? Y estos frasquitos chiquitos tan chidos y tan útiles, ¿cómo los voy a tirar? ¿qué les puedo poner adentro? ¿por qué será que no los uso?" Y de mi padre la tendencia a guardar triques ceremoniales y emocionales: canicas, un arete que no tiene par, unas piedras, caracoles, una cintita de lentejuelas (con poderes mágicos, of course), los coches de mi hermano pequeño, una mosca de plástico chiquita, etcétera. Pero puta, una cosa es guardarlos y otra muy jodida cargarlos tres escaleras abajo y echarlos al diablo; y luego subirlos otra escalera empinada. Y luego el horrible verde que tenía el estudio nuevo y que tuve que pintar de naranja (un naranja chido). Y la estufa (¿por qué me pasan estas cosas a mí?). Primero no tenía estufa (en el otro lugar usaba una integral); luego mis progenitores me regalaron una con motivo de mi complaños (SÍ, CUMPLIMOS AÑOS VAN THE MAN Y YO: ÉL EL 31 DE AGOSTO, YO EL 8 DE SEPTIEMBRE); luego no sabía cómo conectarla; luego me traje una manguera de casa de la jefa; luego fui por un adaptador porque no encajaba la manguera; luego el adaptador estaba grande; luego de que regresé por el adaptador correcto, la conecté y calenté agua para un té: se acabó el gas; luego perseguí al camión del gas porque por las chingadas obras de deschipotamiento no pasa mero enfrente el camión; luego olía un chingo a gas cada vez que la prendía; luego un alma caritativa vino a confirmar que la había conectado bien, hizo unos pases mágicos con los quemadores Y YA: espero que no pase nada raro ahora. Por todo eso es que sigo sin carburar correctamente y ya hasta redacto así de horrible.

Fotos: del deschipotamiento. En la última, no confunda usted la actitudad meditabunda del hombre de la derecha con lelez. Ya desearían Mircea Eliade o Elias Caneti tener acceso a lo que pasa por su masa encefálica.

Aunque tarde: feliz complaños al maestro Van Morrison y a mí. Cumplí los malditos 27, lo que significa que durante los siguientes 12 meses deberé ser especialmente cuidadosa a la hora de libar. ¡Aún no quiero morir! Con todo y mudanzas y deschipotamientos, me gusta la vida.

Lo que nos trajo la lluvia




Sí, mucho excremento desentubado, pero también, desde el maravilloso reino fungi, señoritas y pambazos. Yo preparé un bocadillo de pasta con señoritas mientras escuchaba los alegres himnos de amor del maestro Van the Man.

jueves, 9 de julio de 2009

cursum perficio

Estas son las colaboraciones que durante 2 años y medio publiqué en El Financiero. Las puse en este blog para que las lean, porque probablemente nunca supieron que hacía esta columna.

http://www.manzanitapodrida.blogspot.com

miércoles, 24 de junio de 2009





¿Sabe qué está muy inn en las recesiones y no cuesta nada? Claro, la Suspensión Voluntaria de Calzado Deportivo. Cabe recordar que este deporte, también conocido como Ponerse la Corbata, sólo se puede practicar una vez (doy por sentado que los “intentos de suicidio” son mamadas de niños fresas buscando llamar la atención y de briagos amateurs). Todo auténtico suspensor voluntario del zapato-tenis lo consigue. Punto. Ahora, algún arqui o inge chilango previsor hizo estos puentecitos peatonales, diseñados específicamente para impedirle un excelente escenario para (no olvidemos a nuestros héroes periodísticos que nos dieron patria) “dirigirse al más allá”. Tiene usted las vías del metro en vertical, un puente alto, pero, oh sorpresa, un rejota infranqueable: una especie de vagina aérea que lo conduce sano y salvo al otro lado, a menos que usted pase a altas horas de la noche. Yo no le intentado, así que es pura especulación, pero tomando en cuenta que el mentado puente liga la Obrera y la Tránsito, es probable que a usted lo puedan violar, robar o matar (o los tres servicios incluidos) si cruza a deshoras. Lo interesante de estos puentes es que el inge o era existencialista, o dialéctico o tenía un sentido del humor muy tétrico, porque es probable que si uno no va lo suficientemente deprimido, esta arquitectura manchester-chilango lo suma en los abismos de la ibídem. En realidad, el diseño es retrofuturista y chingón, y a mí que no me molesta la estética chilanga de la mugre, me gusta harto este puente, pero claro, se vería distinto sin tanta porquería.

Feliz San Juan Bautista para mi jefe, y también para mi sanguaza.

sábado, 13 de junio de 2009

Leyendas urbanas: El chipote que crece







Esta primera leyenda urbana en este blog también es un exfail: exijo la inmediata investigación de los agentes Escoli y Molder en el caso.

Latitud: triángulo de las Bermudas

Longitud: harta

Ubicación: a 2 cuadras del metro Niños Ebrios

Color de tez: mavimentosa parchada

Complexión: chipotuda

En el cruce de Doctor Vertiz y Doctor Velasco se encuentra el tres veces insondable Chipote Que Crece. ¿Qué es? Nadie lo sabe, o "la verdad está allá jueras" y existe un compló de nuestro risible gobierno para no revelarla. El caso es que es un chipote, y crece. ¿Cómo? ¿A quioras? Nadie lo sabe, pero incluso yo he sido testiga del sobrenatural jenómeno. Cuando trabajaba en Praxis (primavera del año del siñor 2005), el chipote era apenas un tope rasurado. Y ahora, un robusto chipotote. Diversos testigos muestran incredulidad: "vienen y cavan y le sacan y nada: sigue creciendo" (editor de la zona que no quiso identificarse). ¿Será que bajo él yacen todos los manuscritos enviados a _____ (editorial zonal de su preferencia)? ¿O restos de los autores anónimos? Por cierto, justamente entre Velasco y Navarro se halla el antiguo límite sureño de la gran Meshíco Tenustitlán. Sí, mis chingones, por acá llegaba Moctezuma, ataviado con chanclas di oro, a visitar a sus nobles o a coger o a chupar o a pachequear ¡o a citarse con los aliens que viven bajo el chipote que crece! ¿Quién puede corrobar lo contrario? La colonización ya empezó. También es neta que a dos cuadras se encuentra ese rico altar dedicado a Nuestra Señora del Mictlán; claro, la Santita tiene por acá sus aposentos. Por si las dudas (y como pronostica una leyenda maya nacida en la torre latinoamericana :: el mundo se acabará en 2012::), póngansen en paz con la Madgie mexica, nuestra señora Coatlicue.

Fotos: diversas imágenes del Chipote Que Crece. Camioneta con ñora encabronada a bordo; diversos estragos causados por el chipote; flora cercana al chipote; primerísimo plano del mismo (con todo y vestigio de civilización consumista), e te ce.

viernes, 12 de junio de 2009

El material de los sueños

(bajaré por ella) a la profundidad grandilocuente

De las manifestaciones humanas, la que más admiro (aunque bueno, admiro pocas) es la capacidad de soñar. No logro entenderla del todo, y no me preocupa hacerlo. ¿Viajes astrales? ¿Recuperaciones ópticas transformadas? ¿Formas psicológicas del inconsciente por resolver la realidad? Bah, por lo menos esta última me parece una explicación prosaica. No creo que al “sueño” le importe un comino el bienestar emocional de uno. El sueño no es un estado “humano” de uno; es un estado inhumano, en cuanto que por inhumano entiendo sobrehumano. Si me preguntaran cuál sería mi vida perfecta, respondería sin dudar: “dormida, soñando”. Si me preguntaran que empezaría a extrañar, de antemano, si supiera que voy a morir pronto, respondería, sin pose: “realmente me angustia saber que no volveré a soñar”. Si me preguntaran qué planes recreativos tengo para este año, diría: “soñar más”. Vendería mi alma por el sueño interminable. Arriesgaría mi vida por una hora entera de sueños.

Es verdad que en parte es porque soy una persona inconforme con mi realidad, con la realidad y un poco bastante pesimista en cuanto a las relaciones humanas (de cualquier tipo), pero, además, ¿qué más podría desear uno que transitar por el sueño? Abrir una tras otras las puertas de paisajes y emociones “recalcitrantes”, pleno y libre, con el peso adecuado. Cuando uno está sobrio el peso es demasiado; la prueba está en que uno se enferma de estrés, o se muerde un labio hasta producirse una herida (como yo) al no saber cómo pagará la renta. El peso es demasiado porque uno vive “prosaicamente” (al calce: 422 para Telmex; no sé cuánto del celular; 3150 de renta; 100 para un tóner, etcétera) y porque uno sabe que va a envejecer; que no hay recompensa; que de todas maneras, uno será un viejo enfermo algún día. La noción de la muerte hace que uno acometa todo con cierto grado de cansancio. Cuando uno está intoxicado, el peso es demasiado poco, tanto que uno quisiera estar intoxicado por siempre. Pero tarde o temprano llega la cruda y el peso parece insoportable. En el sueño es distinto: todo es intenso y puro. Nuestra capacidad de asombro es inconmovible a la pesadilla. Paisajes, ¡dadme paisajes! señor del Sueño, amo de los baldíos celestiales.

Todas las culturas han mostrado un respeto incomún (sí, incomún), al Sueño. Hasta el Poder le teme. No hay nadie que no se haya estremecido por un sueño; o que haya creído ver en él el futuro. Incluso el pecaminoso y recatado catolicismo no ha tenido de otra más que encontrar en él una fuerza capaz de retar a sus santos. Íncubo o súcubo, el poderoso señor ostenta su marca inconmensurable: “no me podrás descifrar (nunca)”. Todas son explicaciones, lecturas.

Traigo a colación esto porque hoy decidí tomar mi medicina por la mañana, ya que el ache vasodilatador me estaba provocando pesadillas. Sí, parece muy maniaco, pero después de siete días soñando cosas angustiosas, decidí cambiar de horario. Una de ellas me pareció muy interesante (bueno, en el momento sufrí harto), por “su lectura” del Infierno. Estaba en un paraje que se alargaba “hacia abajo”. Un hombre (que resultó ser Gandalf, de The lord of the rings) nos instruía a ocultarnos: “Ya viene; el Ángel del Apocalipsis está aquí. Huyan”. Tarde me daba cuenta que me escondía muy estúpidamente, y que probablemente me encontraría. De pronto vi entrar su hocico en la cavidad donde me encontraba. El ángel era horripilantemente espantoso: una mezcla de T-rex con gato japonés de esos que no tienen pelo, del color de las ratas recién nacidas. (¿Nunca han visto una rata recién nacida? Se han perdido de sentir una ternura nauseabunda). El ángel me encontraba y me devoraba. Se supone que uno no puede morir en sueños, así que el acto de “devorar” era distinto: yo observaba “físicamente”, desde donde estaba, al ángel llevarse una especie de holograma mío a la boca, y entonces comenzaba a sufrir “el infierno”: una mezcla de dolor físico con la angustia de la conciencia de que ese dolor “era para siempre”; de que yo no iba a morir y sufriría, cada día, cada hora, cada segundo, “literalmente” “eternamente”. Me costó trabajo despertar, y luché para no volver a dormirme inmediatamente (para no volver a sentir eso).

Ayer ya no tuve pesadillas. Soñé mi ciudad, que nunca es ésta. En mi sueño había unas como chimeneas en un barrio chino, pero instalado más al poniente, sobre la México-Tacuba. En las chimeneas había aves, y alguien preguntaba: “¿Y en tu poema, dónde están las aves? Óyelas, lo que dicen es intraducible, ¿cómo podrás reproducirlo? ¿Podrás hablar de su vida misteriosa y mágica (y sin embargo prosaica) en estas chimeneas? Debes encontrar un párrafo para las aves”. Me desperté pensando si sería cierto. Odio a las palomas (inmundas palomas). Me gustan muchos los zanates y les tengo cierta simpatía a los gorriones. Pero no se me había ocurrido “concentrarme” en las aves. Últimamente sueño mucho a mi hermano. La última vez, por primera vez, lo soñé como es hoy. Siempre lo sueño como cuando era niño. El sueño es capaz de negar al tiempo: él es mi juguete. Resulta que yo era adolescente y el era un muñeco que creía. Hasta ahora, todos los niños varones de entre 6 y 9 años me parecen angelicales, pero ninguno tanto como ese muchachito que me pedía que viera “la telita” con él. No lamento que haya crecido, pero agradezco recuperar su luz infantil en el sueño. Me despierto y digo: “nadie lo tiene como yo: para nadie es tan mío como para mí”.

El sueño tiene todas las ventajas sobre la vida: uno es siempre vital; uno se maravilla; uno “no se puede” morir; uno descubre cosas nuevas siempre (o sea, uno es “forever young”); el sueño no tiene consecuencias; uno es libre; (incluso) uno se puede avergonzar sin sentir vergüenza por ello. Lo que me lleva a preguntarme: ¿podría vivir siempre dormida? ¿Es que el sueño posee toda esta belleza, ÚNICAMENTE, porque uno despierta a la prosaica realidad?

(subiré con ellas) desde la profundidad arrebolada

martes, 9 de junio de 2009

Katuno 2.0


Lo prometido es deuda y aunque el Katún no se ha dignado en dictaminar mi anterior Katuno, aquí dejo el 2.0. He de decir que hoy preferiría estar en su lugar. Resulta que lo encontré en el Centro muy entretenido mirando pasar a los transeúntes capitalinos. La mayoría de los gatos ignoran a las personas en la calle; miran los árboles o estan absortos en quién sabe qué, pero éste observaba a las personas. Las seguía con la mirada hasta que se topaba con otro especímen más interesante, al que volvía a seguir con la mirada. ¿Y por qué desearía estar en su lugar? Porque me duele la garganta, y tengo así como una infección de las vías respiratorias estacionada en los senos (de la cabeza). Arde un chingo. Como llegué a la conclusión de que no era para tanto (no hay fiebre ni cuerpo cortado ni dolor de cabeza ni moco excesivo), inicié la "terapia prehistórica", excepto porque es probable que los prehistóricos no tuvieran tabletitas efervescentes de vitamina ce ni chochitos homeopáticos.

¿En qué consiste la terapia prehistórica? Meterse en algún lugar calientito y cómodo (o sea, la cama) y estacionarse ahí, todo el día de ser posible. Dormir y dormir lo más posible. Lo intenté, y casi lo consigo, de no ser porque un escuincle prehistórico estuvo llorando en la cueva de interés social de a lado desde las 6 de la mañana y porque, como a partir de las diez y hasta las doce, unos neandarthales callejeros estuvieron emitiendo gritos y otros sonidos inarticulados con algún primitivo propósito que no alcancé a dilucidar. En serio, cuando me levanté de la cama me pregunté cómo era posible que en "esta economía" terrible y despiadada individuos tan elementales pudieran sobrevivir. Parece exageración, pero no. Dos sujetos estuvieron jugando por horas el juego "yo grito como si me estuvieran matando, tú te ríes". Durante todo ese tiempo no les escuché decir una palabra.

viernes, 5 de junio de 2009

fallas técnicas

















(por si no lo saben) (que es lo más probable) para escribir _____________ (proyecto fonquiano) son necesarias las “rutas”. ¿Qué son las chingadas rutas? ¿Cómo se insertan en el lenguaje poético? Son demasiadas preguntas al mismo tiempo. El caso es que el flâneur ha estado desde febrero del año pasado haciendo sus mentadas rutas. Pero hay que recordar que el flâneur estuvo deprimidito el Año del Chahuiztle 2008 y enfermo como por cinco meses repartidos en dos grandiosos periodos de fiebre, dolor y muchas cosas feas. Así que, por supuesto, no terminó sus chingadas rutas en el año de beca (amén de que varias se redefinieron), y después ha tenido que parir chayotes para conseguirlo. Por fortuna, el flâneur ha recuperado su vigorosa salud (juar juar) y ya es feliz (algo así). Para hacer esta ruta, tuvo que espiar al servicio meteorológico y ¡despertarse a las siete a eme! (horror) Pero finalmente el jueves lo consiguió (el lunes lo intentó, pero los cinco minutos de remolona se convirtieron en una hora y ya no iba a ser “válido” para la ruta). Intentó tomar al mismo tiempo unas fotos, pero nunca ha sido más cierto eso de que no se puede chiflar pinole y comer al mismo tiempo. Con el cuaderno de notas en una mano, las fotos tomadas con la otra salieron “medio” movidas u oscuras o fuera de foco. (Créanme que me menté la madre cuando vi el san miguel movido; era buena foto.) Aquí están las rescatadas de un centro mañanero y que quizás algunos de astedes no conozcan. Vale la pena llegar un día a las ocho a eme a Arcos de Belén para internarse en la zona decó del centro y luego cruzar el eje hacia las Vizcaínas y meterse hasta el fondo por Moneda o Jesús María a la mera gloria del barroco novohispano (¿pleonasmo?). El centro a esa hora es otra cosa. Es decir, deja de ser la cosa esa atestada de turistas, viejitos que no tienen nada qué hacer en su casa y que abusan de que les sale gratis el metro, mendigos, ambulantes, clientes, jueces, legisladores y otros especímenes de cuidado.

***


¿Buscando un lugar para el fornicio? También hay restorán.

martes, 2 de junio de 2009

Katuno 1.0


Este es el primero de una serie de posts con el fin de encontrar a The Ultimate Katuno, el gato dedicado a Katundra (esperemos que el gato no muera; y si muere, que Katundra no crea que es un presagio), y todo porque un día prometí a Katundra que encontraría un gato digno del Katún para ella. ¿Cómo es ese gato? Bueno, debe ser muy bonito y con un halo especial que recuerde al Katún. ¿Y quién es Katún-Katundra? Eso es tema de otro post.


Pues este es el Katuno 1.0. Vive en la torre de Telmex y cuando lo vi tenía esa cara. Supongo que todavía la tiene. Parece que está encabronado o que es muy mamer (como Katún! Ja ja!), pero no; su quid está en los oclayos: tiene uno como delineado y otro sin delinear, y por eso tiene ese look chopero. Ja ja. Bueno, espero que el Katún se sirva en informarme si éste es el Ultimate Katuno o si debo continuar mi búsqueda.

martes, 5 de mayo de 2009

Impotencia+ciudad parada= caballo frenético

Estoy hasta la madre (y no estoy sola en este sentimiento) con esta hipocondriaca farsa política que tiene semiparalizada a la ciudad. Anoche tuve que caminar once malditas cuadras para encontrar un kilo de huevo; hoy me encontré con que no había el jugo que me gusta en el chingado sumesa y con que el ñor de la tienda ya no tenía garrafones medianos (de diez litros), por lo que tuve que hacer otra travesía épica por mi garrafón de agua. La culpa es de: 1) el paro de labores no esenciales (como la repartición de abarrotes en las tienditas fodongas) y 2) la estupidez clasemediera que arrasó los “súpers” como si fuera a pasar una horda de zombis o no sé qué diablos. Y la lista sigue: el gimnasio al que voy abrirá hasta que el semáforo esté en amarillo, pues le aplican la misma cláusula que a los balnearios y estadios deportivos (¡¡¡!!!); no se pone mi puesto callejero de sushi; diez cuadras por unas copias; tuve que entregar contraseña con el amigo del primo de la ruca de las copias por un engargolado.

Sin embargo, en nota de El País, fechada el 30 de abril por Pablo Ordaz, Miguel Ángel Lezana, director general del Centro Nacional de Vigilancia Epidemiológica y Control de Enfermedades, declara que el chingado cubrebocas no sirve para ni madres, "porque la porosidad que tienen permiten fácilmente el paso de las partículas, y porque además es muy poco viable que el virus pueda transmitirse por el aire sin estar en contacto con ninguna superficie". "…es más una demanda de la población. La gente se siente más segura llevándolas, más tranquila, y no les hace ningún daño" (y nuestros gobernantes más sanos haciendo trácalas con su compra). El virus muere en el aire y sólo sobrevive por medios sólidos. O sea que basta con no ponerse bajo el hocico de algún enfermo y con no rascarse los ojos, picarse la nariz y lamerse los dedos después de bajar del metro para estar a salvo. Y, sin embargo, en internet hay un video donde se muestra cómo hacer un tapabocas con trapos de cocina. Hay que estar realmente asustado y, además, a mil kilómetros de años luz del sentido común para andar por la calle con un trapo de cocina como bozal.

Lo que me enseña a mí esta epidemia chirris es el grado de manipulación al que está sometida la clase media mexicana. En El Universal hay una nota titulada algo así como “En Tepito desafían al virus y no usan cubrebocas”. La nota “periodística” refiere como un vendedor cuenta sus billetes mientras dice “a mí me vale madres el virus ese” y el “periodista” contrapone este riesgoso y antiético acto guarro a las estrictas medidas del sam’s de Polanco, donde los compradores son desinfectados antes de entrar. Pero detrás de esta pendeja nota hay algo realmente muy riesgoso y bastante grave: el sistema de juicios y valores plutocrático-neonovohispano que tiene como bueno, deseable y correcto lo que hace la “gente bien” y como malo, arriesgado e ilegal lo que hace “la nacada”: detrás de este sistema que la clase media lleva años comprando como religión hay algo más sencillo: es “la nacada” que sobrevive con sus negocios informales la que no lleva a la telera jugosos millones de pesos en publicidad que sí llevan los grandes empresarios, a quienes no beneficia en nada que haya familias económicamente activas fuera de su órbita de control.

En momentos de crisis autoimpuesta como éstos se puede leer en el fondo de mierda de la bacinica social: las pringas saltan inmediatamente a la vista del buen observador. Tomemos como ejemplo el mentado semáforo porcino: mañana abrirán los restaurantes y el jueves los centros religiosos, pero las discotecas, los bares y los cines sólo hasta el lunes (el domingo pondrán en amarillo el semáforo porque sólo hasta el domingo terminarán de limpiar los pupitres, porque todo este maldito tiempo, en vez de estar tomando medidas públicas, nuestros gobernantes toman medidas privadas para beneficiarse de la compra de tapabocas y gel para manos sin licitación pública). Pueden ser sólo cuatro días, pero son cuatro días en que el gobierno está marcando claramente qué conductas sí son apropiadas y cuáles no, carentes de cualquier fundamento médico. Si usted es un buen ciudadano irá a la iglesia, ¿para qué quiere ir al antro? ¿O cuál se supone que es el maldito argumento para abrir los templos? ¿No son centros donde se congregan multitudes, muy especialmente, multitudes de enfermos o de familiares de enfermos para pedir por su curación o la de los suyos? ¿No serían las iglesias, en este sencillo análisis lógico, centros de alto contagio? Por otro lado, nadie con cuarenta grados de temperatura sale de su casa para ir al billar. Lo que encierra esta disposición es un grado muy alto de fascismo bajo circunstancias en que la mayoría dirá: “No seas paranoico, es sólo para evitar contagios”, pero la razón, no muy usada por los ciudadanos en estos días, fácilmente encuentra podrido todo esto. Y lo más grave es que ese fascismo llegó para quedarse: ese semáforo porcino va a estar dando guerra dentro de unos meses, cuando la epidemia “repunte”. Y a todo esto, ¿cuántos enfermos de influenza conoce usted? El valemadrismo del tepitense tenía fundamentos lógicos: la clase popular (a diferencia de clase media) no está “tan” mediatizada: sabe reconocer mejor entre una amenaza real y una amenaza virtual, simple y sencillamente porque ha estado desprotegida desde siempre (sí, ya sé que los puristas dirán que soy una naca por usar este giro: siempre y desde juntos es un barbarismo). Al vendedor de discos compactos al que le valía madre el virus, le valía madres porque ni su mamá, ni su abuelita, ni sus sobrinos, ni los primos del cuñado, ni la nuera del cuate, ni el ex de la novia tenían gripe porcina. Con el sida, que sí es una epidemia, es distinto: todos conocemos, por lo menos de oídas, a uno o dos güeyes que ya colgaron los tenis o que están en el proceso por culpa de esa chingadera. Y por eso le tenemos miedo al sida. Ni yo, ni Carlos, ni el Domes, ni Nutte, ni su Laureta, ni la Karencia, ni Rocío, ni etcétera conocemos un solo caso de gripe porcina. No digo que no exista, pero la proporción debe ser de .000000000000000000000001%. Eso no es una epidemia. ¡Además, el sida seguro mata y la influenza sólo si uno se intenta bajar una fiebre de 40 con paletitas de miel! Y sí no me creen a mí, créanle a este güey, que sí fue a la universidad:

Esta gripe durará lo que dure en los informativos. Tengo 52 años y he vivido y estudiado unas cuantas pandemias: esta es de las suaves. La gripe porcina este año es benigna en todas partes menos en los medios, que sí contagian una epidemia de miedo más virulenta que nunca. Soy judío. Tengo 3 hijos pequeños y ningún temor. La hipocondría causada por los medios de comunicación y esa gripe del miedo me preocupa más que la porcina. Eso sí es preocupante: la propagación instantánea del virus del miedo a través de los medios nos está perjudicando más que la gripe. Lo realmente nuevo en este virus es esa cobertura que internet ha convertido en instantánea: ¿cuántas veces al día oímos la palabra gripe o la leemos? Y la están alimentando los estados: ¿Por qué tiene que salir todo un jefe de Estado (sólo este buen señor cree que Calderón es un “jefe de estado”) a hablar por la tele de una vulgar gripe? “¿Tan poco le preocupa esta gripe?” Es incluso más benigna de lo que imaginaba en un principio; está resultando suave: poco contagiosa y poco peligrosa. “Hay muertos.” Como cada año. Cada año la gripe causa miles de muertos sin que merezcan ni un segundo de televisión ni un titular ni siquiera en internet. Les pido que utilicen su circuito humano neuronal de la razón y el sentido común y bloqueen el centro neuronal del miedo que compartimos con los animales. (ja)

Marc Siegel, especialista en gripe porcina; profesor de Medicina, Universidad de NYC (y persona mucho más inteligente que nuestros funcionarios de rancho, pues, ya que han dejado esto como un rancho, eso son)

¡Ya, a la mierda, quiero que me regresen mi atestada y maremagnúmica ciudad!

lunes, 27 de abril de 2009

Cazo Mutagénico


Esta mañana fue identificado el autor intectual y físico de la mutación porcino-aviar-humana. Un cazo de carnitas en el paradero de Indios Verdes es el responsable de tanta zozobra. Nunca lavado, albergó durante seis días las mismos fiambres y sus respectivas sobras; el séptimo día el nuevo virus vio la luz.

pd Gracias a los lectores (1 puede ser plural, ¿no?) de este blog que han manifestado su preocupación por que este caballo sea atacado por la gripe marrana.

viernes, 24 de abril de 2009

Repoblamiento Tenochtitlan (very top secret)


Como siempre, en este blog contamos con información variadísima que incluye rumores de cantinas, rumores de tiendas de abarrotes, pero también informes desde Bucareli (puede ser el lugar que usted está pensando o el Consorcio). Gracias a ello nos congratulamos (puaj de verbo; "nos", yo y mis ingles) en informarles que no todo está perdido. Pese a que el gobierno ha anunciado que "todo está bajo control" (lectura: "ya mandamos pedir bolsas negras al campo militar número uno"), algunos hombres de bien que nos gobiernan han tenido una reunión hipersecreta y han decidido tomar medidas en caso de que "ocurra lo peor". En este momento ya han salido hacia los cuatro puntos cardinales de esta ache ciudad sendos equipos de genetistas con una misión alta y específica: recolectar de entre la población una centena de individuos: 50 hombres 50 mujeres; todos fértiles y bien calientes, en edad reproductiva y bugas (o bisexuales) y, por supuesto, sin influencia ni sidral. Pero no cualquiera podrá participar del proyecto ultrasecreto Arca de Noé Tenochca, pues el plan justamente consiste en volver a repoblar el área (u otra área) con el gen chilango, para lo cual, por supuesto, todos los genetistas del Conacyt que no estén güevoneando (ejem, investigando) en Madrid o Nueva York fueron llamados. Para ser parte del selecto grupo de Repoblamiento Tenochtitlan hay que:

1 ser chilango de quinta generación (por lo menos)

2 no tener ningún relative en línea ascendente (en estas cinco generaciones) "del interior" (Ecatepunk, Nezita, Tlane y anexas se consideran "chilango"; es más, entre los mentados científicos ya han surgido discrepancias, pues hay quienes afirman que es entre los "chilangos conurbados" donde está el mero mero roquefort tenochca)

3 los que aigan pasado estas dos condiciones serán "rastreados" geneticamente para comprobar que su líquido plasmático esté libre de inmundos alelos tlaxcaltecas (digo, hay que aprender de la historia)

4 y claro, no tener la influencia, ni el sidral, ni el VPH, ni sífilis, ni gonorrea, ni cánceres ni historial de locura.

Está cabrón. La buena noticia es que los adscritos al Conacyt ora sí van a desquitar las bequitas. La más rebuena es que, por este valiente trabajo, la humanidad no se quedará sin elegantes, nada misóginos, bellísimos, serenísimos y sapientísimos especímenes chilangos. Por supuesto, nuestros genetistas visitarán colonias de abolengo chilango (Tacubaya, la Aragón Inguarán, la gran Mortales, la Docs, Tepis y varios códigos postales de Iztapalacra), y claro, los rementados y elegantísmos barrios de los municipios conurbados. Previo a insertar la aguja para ver que tan chilango es usted, los detectives del Departamento Forense del Idioma determinarán si es candidato a los exámenes (esto por que no hay tiempo que perder metiendo agujas en los brazos a lo pendejo). Estos especialistas del castellano tenochca pondrán atención en su forma de congujar el verbo "haber", su grado (o tendencia) a hacer diminutivos de los verbos ("y que le digo vete corriendito a volver el estómago"), cómo se dirige usted al ñor de la tienda: señor, oiga, padre, padrino, padre lindo o padrecito evidencian el abolengo (o no abolengo) chilango de uno; la utilización de la palabra resto, qué pronombre utiliza antes de la palabra "carnales", la utilización de ciertos "modismos" de sangre azul (p.e. "agüelita, soy tu nieto" para contestar afirmativamente) así como el grado justo de arrastre de vocales y eses finales (cuidado con fingir: no hay nada más evidente ni ridículo que un fresota intentando hablar "aca como la banda").

Como todo, esto tiene su mala noticia: no paso la regla uno: ni pex, todo sea por el bien de la raza (con y sin cursivas, con y sin comillas).

martes, 7 de abril de 2009

Eufemismos

Cazacocteles = Perdulario/ Teporocho cultural
Editor independiente = Cazabecas y cazacoediciones
Promotor cultural = Vivo (o viva) que cobra por organizar guateques culturales
Personaje influyente = Traficante de almas/ Mafioso
Artista experimental = Ocurrente profesional
Es muy barroco = No le puse atención
Es hermético = No entendí un carajo
Es muy referencial = Es de una güeva faraónica
Es muy conceptual = Es pretencioso y aburrido
Es muy erudito = Es soporífero
Qué tonos tan interesantes = Qué cuadro tan horrendo
Poeta maldito = Vividor egocéntrico
Intelectual consagrado = Que ha sido canonizado por el poder
Intelectual crítico = Que no ha sido canonizado por el poder
Asistente editorial = Chivo expiatorio del editor
Corrector de estilo = Chivo expiatorio editorial assoluto
Es de ideas conservadoras = Es un reaccionario/ Es un fascista/ Es un mocho
Asistente personal = Esclavo posmoderno
Asesor legislativo = Esclavo de un naco con curul

Catador itinerante de pulques y mezcales = Teporocho
Gran bebedor = Pedísimo
Abarrotes, vinos y licores = Atunes, chelas y marranilla
Espectáculo de variedad = Desfile de putas
Amplio criterio = (relativo al) lenocinio
Teibol = Putero
Masaje = Cogida pagada
Está muy vivido = Se ve rejodido
No es fea = No es guapa
No es guapa = Es fea
Es muy moreno = Está reprieto
Pertenece a una etnia = Es indio
Robusto = Obeso
Espigada = Anoréxica

Es muy comprensiva conmigo = Soy muy abusivo con ella
Ya senté cabeza = Encontré una ociosa dispuesta a cocinar para mí y lavar mis calzones
Es un hombre muy tradicional = Es posesivo, misógino, celoso, desconfiado, violento, prepotente, putañero, naco y patán
Es una mujer muy tradicional = No me piensa aflojar si no me caso con ella o, en su defecto, le pongo casa y la mantengo
“Yo te quiero, pero para cuidarte”, Nutte dixit = “¡?”
Quiero una relación total = Quiero ser tu ídolo, amo, señor y mesías
Es un cincuentón interesante = Por lo menos no trae la cartera de adorno
Es una mujer muy liberal =Es putísima
Ella es muy territorial = Es una celosa patológica

No está muy dotado = La tiene chiquita
Calza grande = Casi me desfonda
Francés= Mamada
Exótica = Puto vestido de mujer
Sodomizar = Encular
Sostener relaciones sexuales = Copular
Acto sexual = Fornicio
Ya tengo otro compromiso = Me das güeva
Apenas nos estamos conociendo = No nos hemos acostado todavía
No somos nada = No tenemos con quién más coger
Es una relación abierta = Estoy viendo si agarro algo mejor
No quiero compromisos = Soy muy promiscuo (promiscua)
Te quiero conocer más = Sale caro el hotel: llévame a tu casa
Me duele la cabeza (la panza) = Coges horrible
“Mi heterosexualidad no está comprometida, pero me gusta experimentar” = Soy muy macho, pero también me gusta que me la metan
Soy heteroflexible = Ya caliente, agarro lo que sea

Perdí muchos líquidos = Tuve una diarrea mitológica
Estoy malo del estómago = Tengo chorrillo
Estoy en mis días = Estoy expulsando sangre fétida por la vagina
Problema de salud femenina = Vaginitis por hongos o bacterias
Señorita = Hembra humana que conserva el himen
Murió señorita = Nadie se la quiso tirar
He estado sentado todo el día = Tengo hemorroides

Es muy ahorrativo = Es un supermarro
Soy muy nervioso = Soy un pinche freak
Soy muy aprehensivo con mi salud = Soy un pinche hipocondriaco
Lactante = Escuincle que caga en un pañal
Niño = Escuincle
Octogenario = Ruco
Doñita = Ñora
Viejito = Anciano

Spa = Centro burgués de haraganería y frivolidad
Estudio = Cuartucho con baño que se renta muy caro
Junta de condóminos = Reunión de vecinos ociosos y chimoleros
Zona residencial = Colonia para clasemedieros endeudados de por vida
Acabados de lujo = Clósets barnizados
Administrar el tiempo libre = Aburrirse con aburrimiento

domingo, 22 de marzo de 2009

Manuel José Arce/Yo no quisiera ser de aquí/ Un cráneo en la sombra




Un cráneo en la sombra

¿Dónde poner ahora la cabeza?
Me dijeron
--Los pies sobre la tierra,
las alas en el viento
¡y las manos arriba!

¿Y la cabeza?
Se han tejido teorías, se han fabricado hipótesis:
--La cabeza, debajo del sombrero;
encima de los hombros;
al final del cogote;
detrás del macapal;
bajo el cuchillo de la guillotina;
al encuentro de un tiro de pistola;
enmedio de laureles;
bajo la lupa de un sicoanalista.
¡Pero nunca en tus manos,
nunca en tu regazo,
nunca en la almohada, al lado de la tuya!

Y de no ser así,
¿cómo justificarla?
Ya no es bastante sólo decir:
--Gracias a ella existen las industrias
de peines, de analgésicos, de anteojos,
libros y barberías,
los dentistas, los oculistas y los naringólogos
¡tanta gente viviendo de este redondo y complicado fruto!

Pero al fin de cuentas,
yo sólo estoy aquí preguntando una cosa:
--Si no es entre tus manos, si no es en tu regazo,
si no es sobre la almohada, al lado de la tuya,
¿dónde poner, entonces, la cabeza?

domingo, 25 de enero de 2009

Mahmud Darwix


El Gran Zapata tuvo a bien ponerme un libro en las manos hace unos días, con una instrucción: “Lee esto”. Instrucción que seguí al pie de la letra, mientras unos pinches vecinos en una vecindad se reventaban un popurrí en sonido pro de reggeatón y otras mierdas. (Lo único que agradecí es esa gran cumbia llamada Hechicería. Ojalá le vuelvan a poner al rato.) Mientras unos mariachis crudos le llevan serenata a la señora de la casa, que en este momento debe estar llorando, con mandil y chanclas, diciendo: “ay, hijito, no te hubieras molestado”, me puse a transcribir unos versos de eso que me dio a leer el Zapatita: un poeta desconocido para mí: Mahmud Darwix, que me ha causado la más hermosa sensación que me pueda causar un poeta: me ha gustado tanto su libro, Estado de sitio, que no quiero saber nada más de él, ni leerle otras cosas: quiero conservarlo puro y resplandeciente, relumbrante. He pensado muchas cosas después de leerlo, pero no atino a tener una certeza absoluta sobre ninguna de ellas, así que prefiero callar mis reflexiones y sólo reproducir algunas de las partes de este poema extenso que tanto me impresionaron. Sólo diré una cosa al respecto: la poesía no es un fantasma: existe.

Este sitio durará hasta que
el sitiador sienta, como el sitiado,
que hartarse
es una cualidad del ser humano.

Los soldados calculan la distancia entre el ser
y la nada
con la mirilla del tanque.

El brillo, la clarividencia y el rayo
se parecen demasiado…
más yo sabré de aquí a poco
si esto era revelación,
o sabrán mis amigos más íntimos
que el poema ha pasado,
aniquilando a su poeta.

Solos, estamos solos hasta la náusea,
por toda compañía las visitas del arcoíris.

Aquí, se nos agolpan las fechas en rojo,
en negro. De no ser por los pecados,
se empequeñecerían las Sagradas Escrituras. De no ser por el
espejismo,
se fortalecerían las pisadas de los profetas en la arena,
y se acortaría el camino hacia Dios.
Que culmine la eternidad sus obras eternas.
Yo, le susurraré a la sombra: si
la historia de este lugar no fuera tan tumultuosa,
compondríamos cientos
de elegías topográficas a los álamos…

Nuestras pérdidas: entre dos y ocho caídos
por día,
una decena de heridos,
veinte casas,
cincuenta olivos,
más el defecto estructural que
viciará el poma, el drama, el cuadro.

Guardamos nuestra pena en el jarrón: para que no
la vean los soldados y celebren el sitio…
la guardamos para otro momento,
para el recuerdo,
por si algo nos sorprende en el camino.
Y cuando al fin la vida sea natural,
nos apenaremos como los demás, por cosas personales,
postergadas ahora por las grandes cuitas,
desatendida la hemorragia de las pequeñas heridas.
Mañana, cuando sane el lugar,
Sentiremos los efectos secundarios.

A la muerte: sabemos de qué tanque
has venido. Sabemos qué quieres… Vuélvete
a medio hacer. Discúlpate ante soldados y oficiales,
diles: me han visto dos novios acechándoles,
he dudado, y he devuelto a la novia
con los suyos… hecha un mar de lágrimas.

Aquí de pie. Sentados aquí. Siempre aquí.
Eternamente aquí. Tenemos una sola meta:
estar.

¡Veinte líneas sobre el amor he escrito,
y me parece
que el sitio
hubiera retrocedido veinte metros!

“Yo o él”,
así comienza la guerra. Pero
acaba con un encuentro embarazoso:
“yo y él”.

No te quiero, no te odio,
le dijo un detenido al policía: mi corazón está lleno
de cosas que no te incumben. Mi corazón rebosa olor a salvia,
mi corazón es ingenuo, radiante, rico,
no hay sitio en mi corazón para inquisiciones. Claro que sí,
no te quiero. ¿Quién eres tú para que yo te quiera?
¿Eres tú alguno de mis momentos, la hora del té,
Una flauta ronca, una canción para que yo te quiera?
Odio las detenciones, pero no te odio a ti.
Así le dijo el detenido al policía: mis sentimientos
No son asunto tuyo. Mis sentimientos son mi noche privada…
Mi noche que se agita entre las
almohadas
¡libre de metro y rima!

Un niño nacerá, aquí y ahora,
en la calle de la muerte… a la una en punto.

A un lector: No te fíes del poema,
hijo de la ausencia,
no es intuición,
ni es pensamiento,
es el pálpito del abismo.

Mahmud Darwix (Birwa, Palestina, 1941-2008). Tras varios encarcelamientos en Israel, vivió un largo exilio en distintos países árabes y en Europa. Y si quiere saber más, dele al google, que para eso sirve... y no es regaño. Mientras buscaba la foto, los mariachis terminaron su chow... ya empezó el lapso dance del sonidista.

domingo, 18 de enero de 2009

Léolo: Ícaro siempre resurge


Porque sueño, yo no lo estoy. Porque sueño, sueño. Porque me abandono por las noches a mis sueños antes de que me deje el día, porque no amo, porque me asusta amar, ya no sueño. Ya no sueño...... A ti, la dama, la audaz melancolía que, con grito solitario, hiendes mis carnes ofreciéndolas al tedio; tú que atormentas mis noches cuando no sé qué camino de mi vida tomar... te he pagado cien veces mi deuda.De las brasas del ensueño sólo me quedan las cenizas de la mentira que tú misma me habías obligado a oír. Y la blanca plenitud, no era como el viejo interludio y sí una morena de finos tobillos que me clavó la pena de un pecho punzante en el que creí, y que no me dejó más que el remordimiento de haber visto nacer la luz sobre mi soledad.E iré a descansar, con la cabeza entre dos palabras, en el valle de los avasallados.

La especie de Ícaro es una de las más incomprendidas entre las subespecies humanas, básicamente, porque los que se han ocupado en su descripción suelen ser:

a) Ingenuos y/o farsantes romanticoides para los cuales el Vuelo Imposible no es otra cosa que una pose romántica de poetas malditos y otras sandeces nauseabundas o
b) Ícaros bastante neuróticos y suficientemente autistas que no consiguen “comunicar” el universo total de la experiencia icárica (llamémosle así): el impulso, el recorrido, el móvil, la visión, el instante, la perspectiva: todos ellos fragmentos claves para entender a cabalidad el insuperable valor del vuelo imposible o
c) Buenos artistas que menosprecian la experiencia, dedicándole, por tanto, poco espacio y energía en sus obras.

Léolo es un raro caso de lo que un autor (Jean-Claude Lauzon, en este caso cinematográfico) pudo hacer con esta materia tan escurridiza: a lo largo de los 120 minutos de alegría y angustia por los que transcurre la cinta, nos enseña el plano tridimensional de que la experiencia icárica está compuesta: el íntimo, el personal y el de la perspectiva. Hacer una sinopsis no es fácil, al propio espectador le cuesta un tiempo acostumbrarse a la narrativa ambidiestra de esta frágil obra de arte (no faltan los snobs babosos que sueltan carcajadas idiotas en el momento menos risible, ni el bruto que dice, al final, “chale, ¿a poco ahí acaba? No mames”; la Cineteca es un lugar propicio para codearse con esa gente vacía y pendeja para la que la cultura es un atuendo cool): ¿ficción? ¿recursos simbólicos de la historia que hacen las veces de Teoría de la infancia? ¿imaginación “inofensiva” del muchacho”? ¿locura?

Léolo Lozone comienza a leer cuando encuentra un libro (el único que hay en su casa) y que llega allí de una manera hermosa e inusitada que no voy a revelar pero en la que tiene algo qué ver el “Domador de versos”. Pero, ¿Léolo lee? No sólo lee, transforma el libro que lee en una experiencia liberadora y libertaria absoluta: las palabras adquieran dimensiones y una importancia que no imaginaron en la mente de un muchachito que va transformando su realidad en una Realidad Propia: un mundo trepidante veteado por trazas de realidad, reinterpretación, imaginación y locura que es, por si fuera poco, inacabable, en todo el sentido de la palabra: siempre habrá un camino por descubrir, un paisaje por solventar (un poco como en el mundo de los sueños).

En este desproporcionado unievrso de energía creativa descomunal transcurre el tránsito de Léolo de la infancia a la pubertad. En ese tránsito y en medio de una horrorosa realidad: horrorosa no en sentido plano y obvio de “maltrato, abuso, guerra, hambre, orfandad”, sino en el sentido más eufemístico (pero no por ello menos violento) que llega a adoptar la existencia: la sinrazón, la desvergüenza, el desprecio al alma, el desprecio a la inteligencia, lo grotesco, la impudicia, la demencia y la estupidez de unos familiares entre los cuales hay lo mismo un abuelo con tendencia infanticidas y pederastas, un padre bruto, grosero y asquerosamente marrano para el cual lo único que existe en el mundo es la comida, una madre que ha inculcado en su familia una filia por el acto de deyección bastante atroz, una hermana que pronto ingresa a la Casita de Muñecas, la Reina Rita, que hace lo propio cuando su familia descubre que pasa el día en el sótano con una multitud de insectos y los mata, conduciéndola rápidamente a la locura, y el hermano de Léolo, por cuya estupidez siente ternura.
Léolo tiene conciencia de su libertad (o ultraconciencia de ella y de su importancia) no en la medida que la tienen los filósofos después de sesudos vericuetos lógicos, epistemológicos y culteranos, sino en la medida que una cosa viva, tan viva que desprecia la muerte; en la medida que un espíritu vorazmente libre la tiene. Y esta conciencia íntima de su libertad se trasluce en las palabras (a las que acude una y otra vez como un heroinómano regresa a su aguja): “Porque sueño, yo no lo estoy” parece decir a la locura, a la muerte, a la planicie de horror y estupidez que lo rodea.

Jean-Claude Lauzon consigue complicidad absoluta para su joven antihéroe y, de esta suerte, lamentamos que no haya podido matar al abuelo de la manera, por otro lado, bastante demencial en que lo intenta. Hacia el final de la película deberíamos advertir (si fuéramos menos superficiales) algo terrible y precatastrófico: Léolo se descubre solo y (se alcanza a adivinar) empieza a comprender que el Vuelo es imposible: ésta fue la razón por la que Ícaro cayó al mar, y no por su ambición solar (como nos quiere hacer creer la historia); el momento en que se dio cuenta de que su vuelo era un sueño y de que el sueño, sueño es: el Vuelo (que es un sueño peculiar) lo hizo entonces caer a mar abierto, metáfora de la soledad absoluta y de la incapacidad en el ambiente: no poder nadar o estar ya demasiado lejos de la costa (de la cordura y de los caminos trazados). Poco después ocurre lo que ocurre: Léolo va a dar a la Casita de Muñecas también, específicamente, a una tinota con hielos. ¿Pero dónde está Léolo? ¿En el páramo de la taradez total (no sé, supongo que tiene un término médico) o, para siempre, multicolor y eterno, en el Vuelo?

pd 1: Jean-Claude “se dirigió al más allá” (digo, hay que abrevar de nuestro periodismo clásico) con su avioneta y su novia tres años después de hacer su obra maestra, como lo hiciera otro excepcional (y tan pendejamente incomprendido por profesores, y tan pendejamente despreciado por lectores culteranos) interpretador icariano: maese Exupèry, cuyo Principito también vuela entre galaxias inconmensurables, vencedor por siempre sobre la muerte.
pd 2: ¿Dónde consigo lo que leía Léolo: El valle de los avasallados, de Rejéan Ducharme? ¿Ninguna gachupina hidepu editorial ha tenido a bien traducirlo al castellano? ¿Sólo está en francés?
pd 3: la movie ya no está en la jodida Cineteca; la vi hace rato, y tenía circulando en mi chollita la reseña, pero hasta ahora se inflaron para ponerla.