sábado, 20 de diciembre de 2008

Carta para Chancla Clós


Pinche Santa:
Este año me he portado rebien: no me suicidé ni fue a dar a la cárcel ni al Fray Bernardino ni a una granja; tampoco pasé a engrosar las filas de la prostitución, pese a que la situación económica está como para eso y más; no maté ningún animal (salvo mosquitos) ni le puse en la madre a alguna plantita en un camellón (cosa que a los chilangos nos encanta hacer); mis deseos de asesinar a esas dos o tres personas que lo merecen se quedaron en eso: deseos. He mentado sólo las madres que ha sido necesario mentar y salvo la vez que le dije a mi vecino que era un fascista no he sido exagerada en mis juicios a otras personas (no es fascista, sólo un miserable pendejo). Además, he sufrido un poco: me enfermé muy juerte en dos ocasiones, soporté crudas terribles, un inicio de año con depresión, desempleo, reclamos injustos de parte de gente exigente, mucho tráfico, menstruaciones dolorosas (e innecesarias, por cierto), dolor de muelitas (primero por la caries y luego porque mi dientista no me puso anestesia para curarme), colas en los bancos, carencias económicas y tres encuentros Fonca (si tú alguna vez hubieras ido a uno, sabrías que con esto basta para traerme regalitos). Además, he madurado un poco: chillo menos, me quejo mucho, pero trato de divertirme al quejarme, no perdí la credencial de elector ni las llaves de la casa. Escribo disciplinada y apasionadamente. En pocas palabras, tomando en cuenta que soy una Persona con Capacidades Emocionales Diferentes, es decir, una cojita emocional, he sido suficientemente fuerte y valiente, y medianamente fregona. Así que ¡güevos! si no me traes lo que te pido:

1 Que todos los chilangos que se fueron y/o que salen de vacaciones no regresen jamás.
2 Un órgano que haga que no peguen las crudas; de preferencia chiquito y que no duela nunca; puedes ponérmelo junto al hígado, para que me acuerde dónde está.
3 Un intestino nuevo que no sufra de colitis.
4 Un estómago nuevo que no sufra de gastritis.
5 Unos pinches ovarios nuevos que no críen quistes y que no me tumben en la cama cada 24 días. De preferencia, que funcionen con ciclos de 60 días.
6 Un gatito, que no haga caca.
7 Un mecenas que crea en mi desmedido talento artístico y que decida mantenerme dignamente de aquí al día que me muera. Me tiene que poner un depa espacioso sobre Viaducto (yo sé porque ahí) y una mesada mensual de 40,000 bolas, para que veas que no abuso. Claro, más un fondo para Composturas Varias: por si me enfermo de algo grueso y para el inevitable momento en que tenga que levantarme las tetas y ponerme bótox. A cambio, yo le daré la oportunidad de escuchar mis sabias opiniones y el privilegio de mi exquisita conversación una vez a la quincena durante dos horas.
8 Una esclava o un esclavo que lave los trastes, limpie la casa y haga colas en los bancos. De preferencia, que sea de buen ver y oler, por aquello de que uno se puede enfermar por convivir frecuentemente con gente fea y/o hedionda.
9 Unas chanclas de fino pero cómodo cristal de Bacará como las de Cenicienta.
10 Un teletransportador.

Y ya. A cambio prometo portarme igual de bien que este año, excepto por las mentadas: empiezo a creer que no hay por qué negarle a nadie el derecho a ser mandado a cogerse a su proge de vez en cuando (sobre todo si esos alguienes son automovilistas idiotas que tocan el claxon, la perra bruja de la tiendita que no me quiso vender una aspirina porque su culo no tenía cambio, taxistas con diablito en el taxímetro, funcionarios varios y rucos que no se bañan y se suben oliendo a caca, sudor y semen viejo al transporte público, mi miserable pendejo vecino y un constantemente en crecimiento etcétera).

sábado, 6 de diciembre de 2008

Saneamiento del Hogar/ Objetos enajenados


Después de un ligero bache depresivo en el que estuve a punto de echar abajo “mi puto blog”, lo reanudo para ver si me hace reír un poco. Así también, inesperadamente, el día de antier decidí que no era necesario quemar mi estudio (siguiendo la técnica de la quema y roza de las que nos hablaban los libros de texto de la primaria) para terminar con el desmadre imperante en él. Debido a que mi pobreza me ha impedido comprar una cámara jotográfica, me veré en la necesidad de usar mis capacidades literarias, que ya sabemos que no son las de Homero, para llevar a su imaginación la vista de ese paisaje macabro con que mis ojos se topaban cada mañana. Ya antes de atravesar el umbral de la puerta (sic), encontrábase un reguero profesional de chingaderas en el suelo: zapatos, muchos libros, revistas, documentos hacendarios, una plancha, una lámpara, el espejo del baño, una sábana (¿?), discos y otras sorpresas debajo de esta primera capa de desidia. En los libreros un desmadre no menor de libros y revistas aguardaba. Durante meses (unos ocho) lenta pero decididamente este desmadre se acumuló sin que yo pudiera hacer nada; en serio, o mucho trabajo, o mucho estrés o alguna cruda terrible me habían impedido hacer otra cosa que no fuera girar la queja al departamento de “cosas urgentes que se pueden hacer mañana”. Hasta que un día tuve que pegar, literalmente, un brinco para llegar a la silla de mi escritorio. Durante cinco horas trabaje duramente dándole a cada revista y libro su lugar, destinando anaqueles para “libros que estoy leyendo”, “Cuirias de culto”, “libros que me caen bien”, “libros que me gustan mucho”, y también “libros y revistas que podrían estar aquí o en cualquier otro lado”. En el proceso encontré medicinas que no sabía que tenía, muchas corcholatas de cerveza (no sé por qué), souvenires emocionales varios (cartitas, muñequitos, fotos), pelis, una bolsa de cazares vacía, facturas, recibos de honorarios, libros que había estado buscando, un calcetín que había sido demandado recientemente por su par en su cajón, los restos del libro de un autor de poesías que fue quemado (el libro, nada más) un día en que críticos bacantes decidieron que a sus poemas “les hacía falta fuego”, un libro de poesías (también) que los mismos críticos bacantes tallerearon y dejaron mucho mejor (lástima que el autor no pueda apreciar las modificaciones realizadas, son un lujo), una dizqueantología en la que mis poemas son endilgados a alguien más porque (nada más) olvidaron poner mi nombre y mi ficha técnica antes de ellos: esta “edición” sufrió una suerte pior, pues, en medio de mi delirio de limpieza, consideré que no era posible que llevara pagando renta un año para que esa madre estuviera en mi casa, y con posterior ladrido de perros y un “ora, ¿qué pedo?” de alguien en la calle, el libro fue a parar varios metros abajo a la vía pública junto al “árbol de la basura”, del que ya se ha hablado. Después de cinco horas de hórrida labor de limpieza y orden, mi estudio quedó impecable, pero “acogedor”, todavía dan ganas de tomarse unos tragos ahí, pero ahora también dan ganas de llevar las botellas a la basura. Esta obra pudo ser realizada con ayuda de la


caja de los objetos enajenados,


que es al mismo tiempo la caja de la desenajenación de los objetos, una caja como medio metro de largo, 20 cms de ancho y otro medio metro de profundidad que fue destinada recientemente a ayudar en el proceso de Saneamiento del Hogar, y que es llevada a los diversos puntos del mismo cuando pongo orden y encuentro algo que no pertenece a ese lugar pero que tampoco sé dónde debería estar o “no encuentra lugar”. Se trata de los objetos enajenados: por algún motivo que todavía no ha podido ser explicado por la física cuántica, algunos objetos se enajenan en el lugar en el que se encuentran, “no es su lugar”, pero cuando uno les adjudica otro puesto tampoco se sienten cómodos, en consecuencia, andan rodando de un lado para otro y siempre estorban o parecen “fuera de sitio”, muy marginales y descontentos con el universo esos objetos. Son lo contrario a los objetos heideggerianos, objetos que se toman muy en serio lo del “ser ahí” y una vez que llegan a un lugar, el que sea, se quedan ahí para siempre. Ejemplo de objetos enajenados en mi casa son los cortaúñas: nunca pueden permanecer suficiente tiempo en el tocador y se les suele encontrar en los lugares más insólitos. La ranita de mi buró (que es un banquito acondicionado como buró) es muy heideggeriana: desde que llegó allí se ha sentido tan cómoda que incluso ha restringido la existencia del buró al hecho de que ella siga estando ahí; esto se debe, en parte, a sus propiedades físicas: le brilla la panza en la oscuridad, por eso es lo primero que veo cuando me levanto en la noche a mear o a tomar agua; es la encargada, también, de velar por mi cordura; antes de volver a cerrar los ojos, su pancita me dice en clave morse: “no te preocupes, no estás tan mal como crees, cuando estés loca de a de veras, yo te aviso. Sigue durmiendo”. También hay objetos inalienables: pueden estar en cualquier lado sin que estén fuera de lugar. Esto le sucede a los destapadores y a las llaves: es decir, uno no sólo puede tener ganas de una cerveza en la cocina, el estudio es un magnífico lugar para honrar a Etil, y ni hablar de la camita; durante una temporada muy báquica, había un destapador debajo de mi almohada. En fin, que la caja de los objetos enajenados funciona de la siguiente manera: uno mete ahí los objetos enajenados, y espera (aún no sé cuánto, hay unos que llevan ahí semanas y otros que en cuestión de horas salen de la caja) a que unos a otros se desenajenen, así, cuando uno los saca de ahí, ya se han decantado por determinado lugar en el hogar. Bueno, esperemos que pronto la totalidad de los objetos sucumban a los poderes desenajenadores de una caja de cartón cualquiera.
En la imagen: El Animaludo, cálebre personaje de ficción de la Gustavo A. Madero.

viernes, 22 de agosto de 2008

Matices

“Tres personas continúan en estado muy grave, una grave y otras cuatro permanecen estables dentro de la gravedad según el último parte médico ofrecido a las 9.00 horas.” Balazo del msn español.
Uno no se debe reír de la desgracia, pero ¿a qué pinche médico se le ocurrió decir esto? El caso mexica hubiera sido aún más ocurrente: "Uno está regrave, otros medios graves y otro nomás tantito grave." ¡Carajo, si están graves, están graves todos! Uno puede mejorar o empeorar, casi con iguales posibilidades, si uno está grave, ¿no? La que está “nomás” grave, ¿qué tan no muy grave está respecto a las primeras? Sin embargo, ¿no está estable dentro de su gravedad? Ahora, ¿qué es eso de “estables dentro de la gravedad”? Que yo sepa, todos estamos estables dentro de la gravedad, a menos que, alguno de ustedes, a escondidas, juegue al ingrávido últimamente. Y luego son los gachupines los que dictan las bulas sobre gramática y uso del idioma. ¡Joder!

sábado, 2 de agosto de 2008

The ultimate clasification for liquid pleasures


Ayer me dirigí al centro a encontrarme con el Zapatita. Como siempre dio frases que pasarán a la historia por lo graciosas, misteriosas y ocurrentes. Cosas como: "las mujeres jóvenes no quieren dinero; quieren un atleta" (suponemos, aunque no preguntamos, que para asuntos de cama; a no ser que la dama sea una güevona que quiera que le carguen las bolsas del mandado o una loca que encuentre regocijo al poner tablas gimnásticas a sus amantes). Asimismo, comentó que, con los licores, él andaba piano, sí, piano, lento, es más, pianíssimo. De aquí, pues, inventamos la correcta, culterana y por lo tanto más glamorosa clasificación de borrachos y borracheras. Se las presento:


Adagio: borrachera sentimental y nostálgica. Ej: "Ayer empezó vivace, pero a la segunda botella se puso adagio".


Allegro: borrachera sencilla y feliz, sin demasiado alcohol. Ej: "Él siempre anda en allegro".


Andante: borrachera no muy ruda, pausada, el un día sí y un día no que todos los aficianados a las libaciones algún día hemos practicado.


Crescendo: borrachera que originalmente no se planeaba tan forte. Ej: "Fue en crescendo desde el martes: el viernes ya traía un fortíssimo".


Diminuendo: cuando mete el freno de motor después de varios días interpretando las glorias de Baco. Ej: "Ya voy en diminuendo; hoy me tomé dos cervezas y ya".


Espressivo: típico borracho mientamadres.


Forte: borrachera seria, medio oscura y de alcance considerable, pero menos que:


Fortíssimo: borrachera o borracho agudos, oscuros y temibles. Describe las típicas borracheras dolientes o depresivas; duelos amorosos y de difuntos. Se suelen hacer cosas arriesgadas y hasta temibles: aventarse al tráfico, hacer escándalos públicos peligorsos a media noche, golpear a los amigos, patear mingitorios en los baños del Covadonga, etcétera. Ej: "Lleva dos meses en fortíssimo. Tanto así que extrañamos sus scherzos".


Largo: borrachera común viernes-sábado. Ej: "Vamos en largo; mejor compremos una botella y vayamos a tu casa".


Maestoso: borrachera extraña (o borracho extraño) caracterizada porque no perdemos la compostura ni la dignidad en ella y andamos tan tranquilos como si nos hubiérmos metido un té de tila. Ej: "Es díficil verle un scherzo; normalmente se mueve en maestoso".


Molto vivace: vivaz y animado, borracho o borrachera un poco más locuaz que el allegro, pero en la cual el borracho todavía es soportable, gracioso, jocoso y buena compañía. Ej: "Trajo un molto vivace toda la noche".


Moderato: borracho o borrachera a medias.


Piano: borrachera o grupo de borracheras suaves, es más, ni siquiera son borracheras, tan sólo digestivos: los tres o cuatro tragos que recomiendan los mamones de salubridad.


Pizzicato: el primer trago; el que anuncia lo que ha de venir.


Presstíssimo: borracho o borrachera rápida. Ej: "es un presstíssimo de lo peor, con cinco tragos ya está en el suelo".


Scherzo: borracho o borrachera menos temible que el fortíssimo, pero un poco menos tolerable (para los otros, of course) que el molto vivace. La típica borrachera en la que se hacen bromas pesadas que pasan a fúricos reclamos y luego a llanto y rompimiento de platos y luego a estallidos de risa. Normalmente no duran mucho: después de tanta variedad de sentimientos entrecruzados, el borracho cae medio inconsciente por ai.


Sotto voce: andar tomando a escondidas, en botellas de dizqueagua que traen vodka o en botellas de cocacola que traen ron.


Troppo: matizado. Ej: "traía un adagio ma non troppo, por lo cual se logró poner algo vivace después".


En fin, ahora que la conoce, no hay motivo para que no use esta terminología que lo hará quedar frente a los borrachos incultos y vulgares como unos verdaderos dandys de la botella.


En la imagen: el maestro Karajan dirige un scherzo ma non troppo.

domingo, 13 de julio de 2008

Qué tiempos aquellos


Estas son algunas pulquerías infraccionadas entre 1919 y 1920, cuando la gente ponía más inspiración, humor y emoción a la hora de nombrar su pulcata.



El colegio de baco
El combate de las fieras (infraccionada un montón de veces)
El asalto de Chapultepec
A donde lo quieras
A ver que sale
El asistente
Los bolsherviques en Berlín
La carcajada
La dificultad
Mi despacho
La domadora
La dicha
El estudio de los monos
Esperanza gris
La frontera alemana (¿?)
El gran susto
La gran batalla de Otumba
La higiénica
La inspiración
El infierno
La mensajera de los dioses
La móndriga
Los ojitos de Merceditas
El tinacal de la santísima (SICOTE)
La revendedora de recargue
Los del rastro aquí
El tercer empuje (ah cabrón)
Un día de campo
Voy de nuevo
El recreo de los zorros (Dr. Erazo y Dr. Andrade)
La elegancia


La palanca
Todos contentos (ah, qué bonito)
La gloria del káiser
Voy más a mí
La unión de los amigos
Los degenerados
El rey que rabió




Personalmente, optaría por El recreo de los zorros, que me hubiera quedado muy cerca, pero se oyen tentadoras A donde lo quieras, Un día de campo, El rey que rabió, La gloria del Káiser y La revendedora de recargue.

miércoles, 14 de mayo de 2008

Sin temor a la Tectónica de Placas


En fin, mientras cientos de miles de chinitos lloran a otros miles que están muertos y sepultados (o sepultados y asfixiándose), la raza en esta ciudad del diablo sigue haciendo estupideces y locuras que los llevan a aparecer en La Prensa y que le deben mucho a las telenovelas, a las películas de Pedo Infante y a las de Capulina y al Chavo. Esta noticia bien podría caber en una sección titulada “Tarugadas sangrientas”.

Taquero le amputó dos dedos en una pelea

Una pe­lea en­tre un ta­que­ro y un presunto policía pro­vo­có que el ven­de­dor de ta­cos to­ma­ra un cu­chi­llo y le am­pu­ta­ra (¿amputar no es término médico?) dos de­dos a su ene­mi­go, quien re­sul­tó le­sio­na­do (no me digas), y lue­go de re­ci­bir los pri­me­ros au­xi­lios fue tras­la­da­do a un hos­pi­tal.El ta­que­ro y pre­sun­to agre­sor fue de­te­ni­do y re­mi­ti­do an­te las au­to­ri­da­des mi­nis­te­ria­les, y en las pró­xi­mas ho­ras se de­ter­mi­na­rá su si­tua­ción ju­rí­di­ca (la mental es clara: estupidez crónica).


Al­gu­nos tes­ti­gos de­cla­ra­ron a la po­li­cía, ads­cri­ta a la fis­ca­lía de la Pro­cu­ra­du­ría Ge­ne­ral de Jus­ti­cia del DF en Cuauh­té­moc, que es­te he­cho de vio­len­cia ocu­rrió en la es­qui­na de las ave­ni­das Juá­rez y Bal­de­ras (por un momento creí que era donde me gusta comer tacos y lamenté que mi taquero fuera a dar a la cárcel por un mal paso, pero no, se trata del puestito que estorba el paso junto al cajero Banamex y que no huele a nada, luego entonces, los tacos son malos), don­de un ta­que­ro y un presunto policía em­pe­za­ron a dis­cu­tir.


Ello pro­vo­có que el ven­de­dor de ta­cos to­ma­ra un cu­chi­llo -con el que par­te la car­ne (¿está seguro el reportero que era el de la carne y no el de la cebolla? ¿en serio había más de un cuchillo?)- y se aba­lan­za­ra con­tra su ene­mi­go. A con­se­cuen­cia de ello (¿a consecuencia de que se abalanzó?), el ta­que­ro le cer­ce­nó dos de­dos, por lo que al lu­gar lle­ga­ron so­co­rris­tas de la Cruz Ro­ja, mis­mos que le brin­da­ron los pri­me­ros au­xi­lios (¿al taquero, a los dedos, al cuchillo?), pa­ra lue­go tras­la­dar­lo a un hos­pi­tal.

La foto es buena: el de los dedos se ve que es un gañán al que se le podría cortar el pescuezo sin que esto constituyera un crimen (es más, seguro le dijo alguna vulgaridad relacionada con sus dedos a la socorrista); el taquero lo sabe y no se inmuta; la socorrista está asqueada; a los polis de atrás les vale madre.

En fin, raza impía, sigan haciendo tarugadas sangrientas, pero no olviden que la Tectónica de Placas todo lo ve y todo lo oye y llegará el día en que el edificio de al lado caiga sobre el suplente del taquero dedofílico, adjunto a la Torre Mayor, al edificio de la Lotería, al Ángel mamón, a San Lázaro y la ALDF, a Palacio Nacional, al edificio de la PGR, al de la AFI, a la Latino y la rectoría de la UNAM (esto sólo como una contribución al rescate estético de la ciudad), etcétera, pero también se derrumbarán la Ópera (donde como criadillas al ajillo), el sushi roll, la libanesa, los mariscos de Puente de Alvarado, el Mamas pizza de Universidad, el café de chinos en la roma, así como la Audiencia, todos los tugurios de Bucareli, el tío Pepe y hasta el bar decadente donde cantan los rucos con karaoke y cuyo nombre no recuerdo y ya no podré beber cerveza ni comer cosas deliciosas en esos sitios, es más, es probable que yo también muera y que nadie me llore porque todos mis seres queridos también estarán en los escombros. Así que me retracto de mis maldiciones: conmino a la apreciable ciudadanía chilanga a seguir cometiendo tarugadas sangrientas y así mantener entretenida a la Tectónica (que seguramente nos ha tenido piedad porque la hacemos reír).

lunes, 5 de mayo de 2008

El ecatemonstro




No sé cuánto tiempo llevo pidiendo que se eleve a su verdadera calidad de próceres del idioma a los reporteros de La Prensa y nadie me hace caso, ni siquiera mis insignes lectores se suman a mi petición, pero con esta nota quizás las cosas cambien.

Vecinos indignados por "El monstruo de Ecatepec"


“Co­mo una per­so­na in­ca­paz de sos­te­ner una amis­tad, mis­te­rio­so y ca­lla­do es con­si­de­ra­do por sus ve­ci­nos el que aho­ra se le co­no­ce co­mo "El Mons­truo de Eca­te­pec", quien en días pa­sa­dos ma­tó de un ma­za­zo en la ca­be­za a su ma­má, pa­ra lue­go des­mem­brar­la en par­tes (GRAN Y ASOMBRADO SIC: no sabíamos que se pudiera desmembrar de un solo tajo o en una sola pieza) y arro­jar­las en el Gran Ca­nal y co­la­de­ras, cer­ca de la ca­sa don­de co­me­tió el ho­rren­do cri­men.


Eduar­do Sal­ga­do Cer­van­tes, el cual ade­más de ser ta­xis­ta, es con­si­de­ra­do un ex­per­to ma­te­má­ti­co (¿?), so­lía te­ner las puer­tas y ven­ta­nas de sus ho­gar (sic) siem­pre ce­rra­das y no per­mi­tía que na­die in­gre­sa­ra al do­mi­ci­lio ubi­ca­do en la ca­lle de Pen­sa­mien­to nú­me­ro 70 (qué cosa más bárbara; yo tampoco permito que nadie entre a mi domicilio, ¿seré sospechosa de algo?), Co­lo­nia Jar­di­nes del Te­pe­yac, en Eca­te­pec, Es­ta­do de Mé­xi­co. Se­gún los in­qui­li­nos de esa ca­lle, ha­cía 10 años que ha­bía lle­ga­do a ese in­mue­ble, el cual per­ma­ne­ció en te­rre­no du­ran­te mu­chos años, "pe­ro de re­pe­nte en un abrir y cerrar de ojos, cons­tru­ye­ron la ca­sa (Casas Mágicas SA de CV), y fue cuan­do es­ta per­so­na (sic) se le co­men­zó a ver por es­tos rum­bos".


Quien hi­zo ca­chi­tos a su quien le dio el ser (DOBLE SIC: uno por el “su” fuera de lugar y otro por lo poético de la frase), siem­pre re­cha­zó la amis­tad y la con­ver­sa­ción de quie­nes se le acer­ca­ban (la gente solitaria estamos en peligro: rechazar conversaciones es sospechoso); in­clu­so hu­bo quie­nes le so­li­ci­ta­ron al­gún ser­vi­cio o via­je con su ta­xi (¿viaje con su taxi?), "pe­ro siem­pre se ne­gó, de­cía que no po­día", ex­pre­sa­ron al­gu­nos en­tre­vis­ta­dos por es­te ma­tu­ti­no.


Por el ho­rren­do cri­men que co­me­tió es­te hom­bre de 33 años de edad, la po­bla­ción de la Co­lo­nia Jar­di­nes del Te­pe­yac, se en­cuen­tra cons­ter­na­da y no da cré­di­to a lo que acon­te­ció en ese do­mi­ci­lio que a pri­me­ra vis­ta se ob­ser­va co­mo cual­quier otro, pe­ro que en su in­te­rior, se en­tre­te­jió una his­to­ria de te­rror por el sim­ple he­cho de ha­ber ase­si­na­do de esa ma­ne­ra a quien le dio la vi­da. "Es un mons­truo", "es un des­cuar­ti­za­dor", "es un po­ca ma­dre", "ni Dios lo va a per­do­nar", "es­tá lo­co, por­que una per­so­na en sus cin­co sen­ti­dos no lo hu­bie­ra he­cho", "el dia­blo se apo­de­ró de él", son tan só­lo al­gu­nas de las ex­pre­sio­nes de quie­nes só­lo lo co­no­cie­ron de vis­ta. (Qué tal si agregamos: “Por mi Santa Madre”, “malnacido”, “hijo de Belcebú”, “es el malamen”.)


Es­te ma­tu­ti­no to­có a las puer­tas de ese do­mi­ci­lio, don­de só­lo se sa­be que vi­ve uno de sus cu­ña­dos, un se­ñor de unos 40 años de edad que se aso­mó por la ven­ta­na y só­lo se li­mi­tó a ex­pre­sar: "ya no que­re­mos ha­blar con na­die, no que­re­mos re­cor­dar na­da". Por me­dio de ha­bi­tan­tes de esa co­lo­nia, se sa­be que es­ta per­so­na, va­rias ve­ces lle­vó a una mu­jer a ese do­mi­ci­lio, sin em­bar­go por lo re­ser­va­do que era, no se su­po a cien­cia cier­ta qué pa­ren­tes­co lle­va­ba con esa per­so­na (¿cuál persona con cuál otra, el cuñado de la ventana, el descuartizador, la mujer, quién?).


Aun­que la Pro­cu­ra­du­ría Ge­ne­ral de Jus­ti­cia del Es­ta­do de Mé­xi­co, aho­ra ya in­ves­ti­ga otros lí­neas (sic) pa­ra sa­ber si es­te su­je­to es­tá re­la­cio­na­do con más crí­me­nes, los ve­ci­nos de­du­cen que si fue ca­paz de ma­tar a su pro­pia ma­dre, lo más pro­ba­ble es que ten­ga un his­to­rial ne­gro (y como los vecinos no son ñoras y ñores chimoleros sino insignes criminalistas, seguramente tienen razón). "Mu­cha gen­te se su­bía a su ta­xi, en­tre ellas mu­chas mu­je­res", re­fi­rie­ron.


Es de se­ña­lar que ape­nas el pa­sa­do 31 de abril, fue se­pul­ta­da la se­ño­ra Yo­lan­da Sal­ga­do Va­que­ra, de 60 años de edad, ma­dre de Eduar­do Sal­ga­do Cer­van­tes. Su cuer­po des­mem­bra­do fue en­te­rra­do en el Pan­teón Jar­dín Gua­da­lu­pa­no, ubi­ca­do en el mu­ni­ci­pio de Eca­te­pec, don­de se­gún per­so­nal de ese mis­mo cam­po­san­to, se vi­vie­ron es­ce­nas de tris­te­za, pe­ro tam­bién hu­bo quien mal­di­jo el he­cho. "Có­mo es po­si­ble que ha­yas ma­ta­do de esa for­ma a quien te dio el ser, el que te cui­dó y te guió por la vi­da", es­cu­cha­ron en va­rias oca­sio­nes los tra­ba­ja­do­res de ese pan­teón, don­de aho­ra se en­cuen­tra se­pul­ta­da una ma­dre que su úni­co error fue ha­ber­le ofre­ci­do a su hi­jos siem­pre una ayu­da in­con­di­cio­nal.


Se­gún in­di­cios que re­co­gie­ron las au­to­ri­da­des, es­te in­di­vi­duo pu­do ha­ber apren­di­do por me­dio de pe­lí­cu­las gra­ba­das en CD, có­mo des­mem­brar a un hu­ma­no y de es­ta ma­ne­ra ha­cer ca­chi­tos con una se­gue­ta a su pro­pia ma­dre (seguramente vio SAW juego macabro y películas de zombis; me gusta el cariño que el reportero le tiene a la palabra “cachitos”).

miércoles, 2 de abril de 2008

Bajo la furia de las jacarandas


Desde hace ocho años, las jacarandas traen cosas raras: me gustan: me hace feliz verlas: violeta bajo el cielo azul: son como sueños alucinados y en enero las espero, pero siempre traen cosas duras: nunca me ha ido bien en primavera. Desde hace dos o tres años intento romper el hechizo, pero no lo consigo. Esta vez no tuve miedo: desde octubre había indicios de que sería una primavera que cumpliera no sólo cabalmente, sino com mayor énfasis que nunca, con su disposición a partirme la madre. Cuando llegaron las jacarandas ya había un desastre en curso: las vi y les dije: "supongo que así debe ser: que queriéndolas tanto me traigan aguarrás". Las buenas personas (esos amigos asertivos que hacen lo necesario para no ser infelices) creen que soy masoquista: nunca he logrado explicarles que yo he perseguido la dicha: que realmente es ella la que no se deja querer bien por mí. Por la madrugada soñé que ahorcaba a un perro que conozco: tomaba una decisión: el perro (que además me cae mal) o una gata que había llegado con cinco gatitos a mi puerta. El perro no entendía que no debía comerse a los gatitos. Actué por desesperación. Sentí el calor de su garganta y luego una muerte tibia y babosa. Pero cuando lo hice y la gata pudo comer y los gatitos jugaban, me di cuenta de que era la peor persona del mundo y de que no importaba si mi madre me perdonaba haber matado a su perro, yo siempre sabría que estaba condenada. Me desperté con el perro todavía en las manos. Me tomé un menjurge que estaba a un lado de mi cama y me bañé. Salí a la calle (era muy temprano) y deseé que las jacarandas terminaran de tirar su verborrea lila y se lleven su pena y su fatiga.

martes, 25 de marzo de 2008

Unsolved Mysteries: Sunday Klaus


(Este post debió ser escrito hace como medio año, pero por alguna razón no ocurrió así.)

Para Rocy

Voz profunda en off:

Era una fría mañana de agosto cuando Horsey Weekend (aka Caballito de Troya, aka Pinche Claudina) se dispuso a revisar su dirección electrónica para ver si alguno de sus amigos había tenido a bien acordarse de ella. Cuál no sería su sorpresa al encontrar un mensaje de una querida amiga suya a la que hacía tiempo de no veía, y a la que llamaremos Curley para mantener su identidad en secreto, en el que le preguntaba si ella (Horsey) había cambiado su dirección electrónica y le había estado escribiendo. A la señorita Weekend súbitamente se le bajó la güeva y empezó a sentir curiosidad, preocupación y hasta espanto por lo que su amiga le contaba:

Desde la cuenta gratuita de correo-e sunday_claus@yahoo.co.uk bajo el nombre de "Claudina Domingo" alguien había estado mandando mensajes a Curley y, lo más preocupante, recabando información personal suya (domicilio de su nuevo trabajo, teléfonos, estatus sentimental, etcétera). Horsey lo recuerda bien (bueno lo que su Alzheimer prematuro le permite):

"Recuerdo esa mañana en que estábamos hablando. Escuchaba a Curley y pensé: esto no está bien. No sólo porque no se trata de mí, sino porque esta persona está recabando información de Curley. ¿Para qué la puede necesitar? Le sugerí que llamáramos al Departamento de Policía, pero ella se negó, recordándome que vivimos en el tercer mundo y que aquí la polecía no haría gran cosa al respecto."

Voz profunda en off: En ese momento, Curley vivía una etapa crucial de su vida. Había terminado una relación larga de manera definitiva y se había marchado a una choricera ciudad al noroeste de la ciudad de México llevando en brazos (literalmente) a su hijo pequeño, fruto de esa relación. Además, había sido contratada por una empresa editorial y sentía confianza en el futuro. Estaba decidida a no mirar atrás (¿ni siquiera al cruzar la calle?).

Sin embargo, Curley empezó a sospechar de la identidad de Sunday Claus por el contenido de los mensajes; algo no cazaba. Para empezar, el que Horsey hubiera cambiado su dirección por el motivo que adujo en los mensajes (un tipo peligroso la perseguía). Después, que frecuentemente firmara sus mails como "Clauidina" y, más aún, que se refiriera a su expareja como "viejo". No recordaba haber escuchado esta palabra tan ochentera en su amiga. Otras cosas que le dieron qué pensar, aunque no demasiado rápido, fueron, por ejemplo, que los mensajes estuvieran llenos de erratas, faltotas y redactados con las extremidades inferiores tratándose de Horsey, que se dedicaba a la corrección de estilo. Además, las cursilerías, lugares comunes, forwards de "cansada de besar sapos", francas tonterías y un tono de "vieja dejada rencorosa" general eran sospechosos. ¿Qué le había pasado a la cábula de Horsey?

Para muestra un botón (comentado entre paréntesis, como de costumbre):

Un amigo es alguien que está contigo porque le necesitas, aunque le encantaría estar en otra parte (como en una cantina). Cuando te duele mirar hacia atrás y te da miedo mirar adelante, mira hacia la izquierda o la derecha y allí estaré, a tu lado (en el PAN o con la ultra universitaria). Mucha gente entra en y sale de su vida a lo largo de los años (¿de su vida o de subida?). Pero solo los verdaderos amigos dejan huellas en su corazón (ah-ah, me conmovió). Un amigo verdadero es alguien que cree en ti aunque tu hayas dejado de creer en ti mismo (échame porras). Un abrazo vale mil palabras (bien dado, una caguama). (Y bla bla bla lleno de citas)

Horsey y Curley estaban realmente desconcertadas: ¿quién podía ser Sunday Claus (o Sunday Klaus)? Todavía más intrigante fue la aparición de un emisario del pasado reciente a las ajueras del trabajo de Curley. ¿Cómo había podido suceder? (musiquita misteriosa).


Nos preguntamos:

¿Quién es Sunday Klaus? (ayude el lector a responder, chingá):

a) un transexual alemán avencindado en Gran Bretaña

b) la pinche Claudina en su fase esquizo, cuando hace cosas que luego no recuerda haber hecho: llamadas, pagos, salidas, promesas...

c) una Claudina de un universo paralelo donde es bastante cursi, fresa y mensa

d) un alienígena que desea conquistar el planeta Tierra haciendo pensar a su habitantes que han enloquecido

pd A qué no conocía, buen lector, mi segundo aka "Pinche Claudina". Por alguna razón, mis mejores amigos me dicen así. No los imite, ellos se ganado el privilegio a pulso y tienen, además, motivos para hacerlo (en mi cara, claro).

sábado, 22 de marzo de 2008

Insomnio complañero


Desde que tenía como trece años tengo una relación muy íntima, intensa y bipolar con lo que los científicos mensos llaman "horas de reposo nocturno". Mientras fui a la secundaria empecé a soñar mucho y a despertar fascinada u horrorizada con lo que soñaba. Por las noches pensaba (casi como si orara): "ojalá hoy sueñe con lugares con...". Luego empecé a probar estar más conciente en ellos para "vivirlos" mejor. Cuando más chingona fui en ello, lograba incluso "revertir" tramas que no me gustaban. Me empezó a ocurrir que soñaba lugares que después conocía; todavía hace poco fui a un poblado de la región central de México que dizque es ciudad y vi un lugar que soñé hace como un año. No le doy las tremebundas explicaciones del viaje astral ni de las vidas pasadas: simplemente me parece maravilloso. Pero bueno, el caso es que cuando tenía como quince años soñé algo "raro" que me dio mucho "miedo": no me moría ni nada, pero estaba claro que algo se había trastocado en el sueño y que era "maligno": ahora supongo que eso raro era la destrucción de la barrera entre el sueño y el "no sueño". Así que empecé a intentar soñar menos y a dejar de hacerlo. Lo de los sueños es más fácil que cualquier otro vicio: uno se esfuerza y más o menos suceden las cosas. Poco después vino el insomnio: ir a la cama y estar dos horas despierta pensando imbecilidades antes de poder dormir. Despertar hecho mierda. Como a mis 20 años volvieron los sueños "maravillosos", las tramas pueden ser jodidas, dolorosas, incluso horribles, pero la magia, la imposibilidad y al mismo tiempo "imaginación" casi física de sus paisajes los hace hermosos. Me dormía pensando: "que sueñe, aunque sean pesadillas". Pero seguía teniendo periodos de insmnio, a veces superpuestos con los periodos de "alucinaciones dormidas", pero casi siempre en relevos. Cuando me mudé a esa casita de los espantos en Obraje, tenía mucho insmonio y muchas pesadillas: pasaba hasta tres horas despierta entre las once y las dos, dormía gacho (frecuentemente con pesadillas) luego me despertaba a las cinco y a las siete me venía un sueño rendidor. Pura mierda. Otra cosa que se me olvidaba, no sé si intentando cuando fui adolescente estar conciente en los sueños o cuándo se me hizo un sueño delgado como la capa de las cebollas con que las madres sugieren que nos cubramos las heridas si no tenemos curitas ("¿y si ya se acabaron las cebollas?"). Incluso "bien" dormida escucho los ruidos de la calle, o un alumbrado con estática o si los vecinos lloran o cogen, si la gente ronca, si un perro camina de un lado a otro en un patio como imbécil. Me cuesta trabajo dormir junto a alguien y puedo sentir cuando pasan los trailers. Aquí en las docs, sé, sin despertar, que ya va a amanecer porque se oye más ruido bajo el árbol y en su copa y un büey que viene trepado en un camión de gas desde Tlalpan empieza a gritar "gaaaaaas". Y sigo "bien" dormida. Para no escuchar ni sentir nada tengo que estar mucho muy fatigada, demasiado alcoholizada, o ambas. Es bueno, de vez en cuando, que suceda; se descansa de verdad. Pero normalmente no. Últimamente, por motivos ajenos a este documental de la noche emo, dejé de interesarme por los sueños después de un periodo particularmente hermoso de ellos: ya no quiero soñar; cuando sueño, me valen madres y procuro pasar juntos a ellos lo más lejos posible: sueño poco y no tan intensamente, por consiguiente. Desde hace un mes un insomnio particularmente feroz llegó desde levante, otro empujó por popa y uno más pequeño, apenas una ráfaga, se aparece desde el oriente. Es una jodedera. A veces me tardo un chingo, como hasta las cuatro, en dormir; otras me duermo en seguida y me despierto a las dos y a las cuatro. Otras, como ayer, duermo a trancos pesados una hora sí, dos y media no, según mis cálculos. Porque no enciendo la luz: me duele la cabeza y no tengo ganas de leer (eso sólo lo agrava). He pensado muchas cosas las últimas dos semanas. ¿Qué más hace uno? Cosas mías; cosas de los otros; cosas de las cosas. A veces el sueño llega después de estar dándole vueltas a una misma pregunta dos horas. Comienzo a hacer cosas que en otro momento consideraría ociosas. Ocurrencias que, supongo, sustituyen a los sueños. A veces no duermo, sólo descanso. Anoche estuve como hasta las tres intentando dormir. Llegó un mosco a joder la madre. Lo maté. Me aventé hasta las cinco y media intentando, y entonces lo logré (en el ínter hice la casita del silencio): ¡dormí cuatro horas de corrido! Antenoche fue gracioso: me dormí como a las cinco, con la cabeza tan pesada como un plomo, y empecé a soñar que subía el puente peatonal diabólico ese por el que se cae la gente. Cuando terminé de subir, vi que no iba a lograr cruzarlo: estaba muy alto y el vértigo era horrible. Me di media vuelta y vi que los hoyos entre los escalones que acababa de subir eran como de medio metro. A veces, cuando sueño feo, me aviento de algún lugar alto para despertar (por aquéllo de que uno no se "puede" morir en los sueños). Pensé: "puta madre, con todo el trabajo que me costó dormirme; ni modo, voy a tener que intentar bajar a salvo la escalera". Lo demás hasta a mí me da vergüenza. Era un sueño altamente debrayante.

Tomando en cuenta que en este blog nos emos dedicado (yo y mis pulgas) a hacer bromas sobre el proceso de escritura que algunos retardados no entienden (pero tampoco dejan sus comments en mi blog, pese a que hay opciones para comentarios anónimos y en vez de eso la hacen de jamón por vía del chisme quesqueanónimo) y a felicitar a la raza complañera, pásenmen sus fechas de cumpleaños gente chévere: me he dado cuenta de que, además de la fecha de alguien a quien no le gusta saber que es su cumpleaños (que fue esta semana), sólo tengo la del Nutterrifas, la de Moniq (que ya pasó), la de Carlos (igual) y ya. ¿Cuándo cumplen años Rocío, Lola, Laura, Karen, Vite, Santiago, Dany, Max, Elba Esther, el Peje, y más?