miércoles, 14 de mayo de 2008

Sin temor a la Tectónica de Placas


En fin, mientras cientos de miles de chinitos lloran a otros miles que están muertos y sepultados (o sepultados y asfixiándose), la raza en esta ciudad del diablo sigue haciendo estupideces y locuras que los llevan a aparecer en La Prensa y que le deben mucho a las telenovelas, a las películas de Pedo Infante y a las de Capulina y al Chavo. Esta noticia bien podría caber en una sección titulada “Tarugadas sangrientas”.

Taquero le amputó dos dedos en una pelea

Una pe­lea en­tre un ta­que­ro y un presunto policía pro­vo­có que el ven­de­dor de ta­cos to­ma­ra un cu­chi­llo y le am­pu­ta­ra (¿amputar no es término médico?) dos de­dos a su ene­mi­go, quien re­sul­tó le­sio­na­do (no me digas), y lue­go de re­ci­bir los pri­me­ros au­xi­lios fue tras­la­da­do a un hos­pi­tal.El ta­que­ro y pre­sun­to agre­sor fue de­te­ni­do y re­mi­ti­do an­te las au­to­ri­da­des mi­nis­te­ria­les, y en las pró­xi­mas ho­ras se de­ter­mi­na­rá su si­tua­ción ju­rí­di­ca (la mental es clara: estupidez crónica).


Al­gu­nos tes­ti­gos de­cla­ra­ron a la po­li­cía, ads­cri­ta a la fis­ca­lía de la Pro­cu­ra­du­ría Ge­ne­ral de Jus­ti­cia del DF en Cuauh­té­moc, que es­te he­cho de vio­len­cia ocu­rrió en la es­qui­na de las ave­ni­das Juá­rez y Bal­de­ras (por un momento creí que era donde me gusta comer tacos y lamenté que mi taquero fuera a dar a la cárcel por un mal paso, pero no, se trata del puestito que estorba el paso junto al cajero Banamex y que no huele a nada, luego entonces, los tacos son malos), don­de un ta­que­ro y un presunto policía em­pe­za­ron a dis­cu­tir.


Ello pro­vo­có que el ven­de­dor de ta­cos to­ma­ra un cu­chi­llo -con el que par­te la car­ne (¿está seguro el reportero que era el de la carne y no el de la cebolla? ¿en serio había más de un cuchillo?)- y se aba­lan­za­ra con­tra su ene­mi­go. A con­se­cuen­cia de ello (¿a consecuencia de que se abalanzó?), el ta­que­ro le cer­ce­nó dos de­dos, por lo que al lu­gar lle­ga­ron so­co­rris­tas de la Cruz Ro­ja, mis­mos que le brin­da­ron los pri­me­ros au­xi­lios (¿al taquero, a los dedos, al cuchillo?), pa­ra lue­go tras­la­dar­lo a un hos­pi­tal.

La foto es buena: el de los dedos se ve que es un gañán al que se le podría cortar el pescuezo sin que esto constituyera un crimen (es más, seguro le dijo alguna vulgaridad relacionada con sus dedos a la socorrista); el taquero lo sabe y no se inmuta; la socorrista está asqueada; a los polis de atrás les vale madre.

En fin, raza impía, sigan haciendo tarugadas sangrientas, pero no olviden que la Tectónica de Placas todo lo ve y todo lo oye y llegará el día en que el edificio de al lado caiga sobre el suplente del taquero dedofílico, adjunto a la Torre Mayor, al edificio de la Lotería, al Ángel mamón, a San Lázaro y la ALDF, a Palacio Nacional, al edificio de la PGR, al de la AFI, a la Latino y la rectoría de la UNAM (esto sólo como una contribución al rescate estético de la ciudad), etcétera, pero también se derrumbarán la Ópera (donde como criadillas al ajillo), el sushi roll, la libanesa, los mariscos de Puente de Alvarado, el Mamas pizza de Universidad, el café de chinos en la roma, así como la Audiencia, todos los tugurios de Bucareli, el tío Pepe y hasta el bar decadente donde cantan los rucos con karaoke y cuyo nombre no recuerdo y ya no podré beber cerveza ni comer cosas deliciosas en esos sitios, es más, es probable que yo también muera y que nadie me llore porque todos mis seres queridos también estarán en los escombros. Así que me retracto de mis maldiciones: conmino a la apreciable ciudadanía chilanga a seguir cometiendo tarugadas sangrientas y así mantener entretenida a la Tectónica (que seguramente nos ha tenido piedad porque la hacemos reír).

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